Sánchez recibe el Año Nuevo con un chapuzón acompañado de ‘Turca’ y la atenta mirada del escolta
Pedro Sánchez bajó por la escalinata de la residencia real de La Mareta que da acceso directo al mar con un bañador verde, una camiseta roja, una toalla y la perrita 'Turca' correteando tras él. Un escolta custodió en todo momento el baño del presidente.
«No se puede ser infeliz cuando se tiene esto: el olor del mar, la arena bajo los dedos, el aire y el viento», escribió Irène Némirovsky, novelista judía exterminada en Auschwitz. Y del mar, su olor, la arena bajo los dedos, el aire y el viento ha podido disfrutar Pedro Sánchez en su segunda semana de vacaciones navideñas en la residencia real La Mareta (Lanzarote).
A mediodía de este jueves, el presidente del Gobierno decidió zambullirse en las aguas frías del océano de esta parte del litoral de Lanzarote. Acudió con su perrita ‘Turca’, que ha acompañado a la familia en estos días de asueto, y bajo la estricta vigilancia de uno de los miembros de la escolta que ha garantizado la seguridad del presidente.
Este baño ha sido la primera aparición pública de Sánchez desde que el pasado sábado llegara a La Mareta acompañado de su esposa, Begoña Gómez, sus dos hijas y ‘Turca’. La familia ha disfrutado del descanso sin salir de la residencia real que Hussein de Jordania cediera a la Corona española.
Con bañador verde, un polo rojo y una toalla, Sánchez descendió por la escalinata que da acceso directo al mar. Las crónicas de los periódicos locales cuentan que a primera hora de la mañana el presidente salió a correr por algunos de los parajes volcánicos habituales de la zona.
La Mareta dispone de amplios jardines, bungalós, varias piscinas, cancha de tenis y baloncesto, deporte preferido del presidente. El edificio principal de dos plantas cuenta con un amplio salón que da al mar, al igual que las habitaciones y el despacho desde donde Sánchez, como años antes que él hiciera Rodríguez Zapatero, ha podido seguir la actualidad nacional e internacional.
Las vacaciones navideñas de la familia del presidente han estado rodeadas de polémica. En primer lugar, por su duración: dos semanas, la primera en Doñana y la segunda en Lanzarote. Después, por el uso y abuso del Falcon, cuando el presidente de la república de Irlanda, que también se desplazó con su esposa para unos días de descanso en Canarias, llegó en el vuelo de una línea aérea low cost. Y por último, por la improvisación en el dispositivo de seguridad. En La Mareta, doce guardias civiles sin garita, soportando 6 grados de temperatura por la noche, y un ‘plus’ de apenas 10 euros, como ha informado OKDIARIO.
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